12 mar 2008

CRÍTICA/ Fotografía

Ausencias
Muestra fotográfica de Gustavo Germano
Centro Cultural Recoleta

Por Pamela Bertoni

El domingo pasado estuve dándole vueltas al Centro Cultural Recoleta, un lugar con el que frecuentemente me peleo pero en donde, a veces, aparece algo que me sorprende. Eso fue lo que me pasó con la muestra de fotografía de Gustavo Germano. Al principio comencé a ver las fotos desde un interés técnicamente fotográfico: estética, composición y color. El resultado fue que las fotos no me “cerraban”. Hasta que comenzó a atraparme algo más verdaderamente fotográfico: la historia, lo que contaba cada foto; a medida que sumaba imágenes, el impacto era mayor.
Fotos en blanco y negro rescatadas de algún álbum familiar donde se ve a dos o más personas, son sistemáticamente acompañadas por otra foto en color, tomada 30 años después, recreada en el mismo lugar y en la misma situación y donde hay uno o más espacios vacíos.
Acompaña a la muestra un video documental, especie de road movie, donde se lo ve a Germano buscando a los protagonistas y los espacios para reproducir las capturas.
A través de la ausencia de los personajes en la toma, Germano logra contar con el silencio en el espacio, los silencios, o vacíos, dejados aún hoy por la dictadura militar que comenzó en 1976.
Política y militante, la muestra nos habla de unas ausencias humanas particulares y cuenta a través de un espacio, un silencio que nos une como argentinos y como seres humanos. Relata el paso de un tiempo y la permanencia de un vacío. El paso de un tiempo que se cuenta en cuerpos y rostros cambiados, envejecidos. Una fotografía muestra dos hombres jóvenes que bajan corriendo ágilmente a través de un verde, al lado otra fotografía, un solo hombre canoso, un cuerpo pesado, una pose rígida que intenta imitar la pose de la fotografía anterior, un mismo verde.
Impactantes resultan también las “ausencias” de niños desaparecidos durante la dictadura, registradas en varias fotografías. Como también las señaladas por la leyenda Playa “La tortuga alegre”.Concordia, Entre Ríos. Dos nombres. Una playa en blanco y negro, dos cuerpos tendidos al sol en luna de miel. Al lado, una playa en color, la arena, el mar. La misma leyenda, dos puntos negros que evocan a los nombres de los ausentes.
A nivel técnico las fotografías no sorprenden, es más, parecieran estar tomadas bastante descuidadamente, evidenciando la captura y copia digital. En éste sentido, el medio digital funciona como una forma más de contar el paso del tiempo al estar contrapuestas a fotografías analógicas en su mayoría en blanco y negro.
Una idea basada en un concepto simple, sin artilugios. Sin pretensiones efectistas, logra contundencia a nivel mensaje, emociona, duele en lo profundo. Más allá de la distancia que individualmente nos una o nos separe de lo que fue la dictadura militar, la muestra logra a través de lo propio y lo cotidiano, un lenguaje universal que nos dice, como espectadores, que somos parte de la historia.